lunes, 20 de junio de 2011

EL ARPA DE HIERBA, Truman Capote

Capote visto por Fernando Vicente
  

Con Arpa de hierba (Argos Vergara, 1980, trad. Joaquín Adsuar), publicada originalmente en 1951, Truman Capote se consolidó como una de las voces más originales de la literatura estadounidense. Su lectura en estos tiempos desdice la argumentación de los defensores del dirty realism y la «literatura de mercado» devolviendo al lector a la edad de la inocencia poética.

El arpa de hierba es una novela de escasa trama que sostiene toda su tensión y virtualidad en una estructura poética cuyo influjo alcanza el carácter y la naturaleza de los personajes y sus íntimas historias. Ya su inicio es una especie de «érase una vez...», que se traduce en la metáfora de las voces de una pradera como narradoras de las historias de las gentes del pueblo, que el adolescente y huérfano Collin Fenwick, asume para narrar desde ella la historia de sus primas solteronas -Dolly, de quien se confiesa enamorado, y Verena, y de su singular criada negra, Catherine-, y de las gentes del pueblo.
La tersura de la narración y el trato lírico con la prosa son fundamentales para un clima que es en sí mismo una prolongación de la tradición literaria del profundo sur estadounidense, uno de cuyos maestros más notables fue sin duda William Faulkner. Capote, es posible, renuncia intencionadamente a la complejidad y sino trágico de los personajes de este maestro para exponer un fresco vitalista y esperanzador acerca de la gente, aunque las traiciones y torpezas de algunos y la incomprensión del acontecer del mundo parezcan indicar lo contrario. La misma visión de una mujer mayor acompañada de su joven primo, su amiga negra que se cree india yéndose a vivir a una casa construida en un árbol, a la que también acuden un viejo juez y un joven con un historial de niño maltratado, sitúan al lector ante la disyuntiva de aceptar la inocencia y el amor como arma  inefable contra la violencia y la intolerancia de una sociedad tan humana como prejuiciosa, o entregarse a la indiferencia acomodaticia.
El arpa de hierba sin ser una novela mayor propone un camino que hace que el lector se pregunte qué hubiera podido crear Truman Capote de haberlo seguido en lugar de prestar su talento a la tentación de un éxito más mundano y práctico, como le posibilitaron Desayuno en Tifany's y, sobre todo, A sangre fría, novela ésta con la que inauguró la  non-fiction novel.