lunes, 25 de abril de 2011

EL PEZ DEL OJO, Diego Formía

El último poema del poeta argentino Diego Formía da un paso más claro y preciso en la definición de una poética tan audaz, como moderna y musical. El pez del ojo (Cartografías, 2010) enfrenta al lector a un nuevo desafío para introducirse en una realidad trastornada por el poder y los hábitos vampíricos de una sociedad profundamente alienada.

En una cuidada edición de Cartografías, que viene a demostrar que la sencillez no está reñida con el rigor y la belleza, El pez del ojo propone una singular aventura poética cuyo arranque está en el mismo título del libro y que sitúa con descaro la metáfora en el ojo ajeno. Al adoptar el iris ocular la forma del pez, Formía fuerza la metáfora a situarse significativamente en su condición humana para enfrentarse, desde un entorno líquido y agitado, al vértigo de la tormenta y la luz exterior. Es desde ese mangrullo acuoso que el poeta observa los movimientos del cardumen humano entre rascacielos que igualmente se mueven como parte de ese subaile de nubes.
La metáfora del pez del ojo colea entre ese tumulto agorero del mini-shop hasta donde se cuela el silencio como una pausa de auxilio que salve al ser humano mientras el pez boquea: la única verdad es la ilusión General. Y de este modo, abandonado el mini-shop, el pez que boquea no otra cosa que un pescado en red que acabará convertido en un quark, esa palabra que inventó James Joyce y los físicos le dieron categoría científica. Corpus de luz / capaz de crearns un cielo celeste // en sí misma materia /  energía      se mueve / se mueve / incluso en el vacío   incide / refleja / recrea cosas / colores / en calor // la verdad comprobada giró / hacia la ilusión / importa su sueño mínimo / bajo el agua    no todos los ojos tienen la misma respuesta, escribe Formía poniendo de relieve su propósito de buscar también en el lenguaje y el conocimiento científicos, pero sobre todo en la musicalidad, el color de su voz poética.

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martes, 19 de abril de 2011

VISIÓN DE LOS HIJOS DEL MAL, Miguel Ángel Bustos



El 30 de mayo de 1976, un «grupo de tareas» del ejército argentino allanó el domicilio del poeta Miguel Ángel Bustos, lo secuestró e hizo desaparecer. Junto a su desaparición física comenzó también su desaparición poética hasta perderse casi todo rastro de ella. Parecía que el objetivo de la dictadura que asoló el país entre 1976 y 1982, pero cuya represión ya había comenzado con el gobierno de Juan Perón y de su sucesora, Isabel Martínez, con la Triple A, se había cumplido. Sin embargo, la publicación de Visión de los hijos del mal [poesía completa], (Editorial Argonauta, 2008), devuelve a Miguel Ángel Bustos y a su obra a su sitio en la historia de la literatura.

La poesía de Miguel Ángel Bustos constituye en su conjunto una obra capital de la poesía argentina de la segunda mitad del siglo XX. De aquí que los esfuerzos durante años de su última compañera, Iris Alba, de su hijo Emiliano, autor del prólogo, y del poeta Alberto Szpunberg, quien prologó Despedida de los ángeles, por mantener viva su memoria durante los años de olvido que dejó el horror, hayan sido determinantes para que Editorial Argonauta haya publicado su poesía completa. En una magnífica edición, que incluye dibujos del autor, se rescata una voz poética imprescindible de los años sesenta y mediados de los setenta, cuando fue brutalmente acallada. 
Miguel Ángel Bustos no fue un poeta acomodado al «compromiso» con que muchos se abanderaban en esa época. Apadrinada por Leopoldo Marechal y Juan Gelman, entre otros, su voz original trae desde el fondo de la noche oscura los ecos de una sensibilidad que lo emparenta con los grandes místicos castellanos -Teresa de Ávila y Juan de la Cruz- y con los textos sagrados judeocristianos, mayas e hindúes. «Yo creo que la poesía es de origen divino. Eso lo creo absolutamente. Desde el momento en que tiene un origen oculto, secreto y divino, personal en cada poeta...»,  declaró en una ocasión definiendo su poética (Clarín, 1971). Sin embargo, resolvía con lúcida simplicidad su aparente «falta de compromiso con el pueblo» que algunos podían echarle en cara. Pero, «yo adopto una posición política que es bien clara [...] Es mejor conceder que la militancia política nos tome que tratar de huir de ella». Bustos, al igual que Roberto Santoro y Haroldo Conti, pertenecía al PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), quizás la única agrupación política argentina de aquellos tiempos que, no obstante cierta ingenuidad en sus planteamientos, tenía una verdadera vocación revolucionaria.
La poesía de MAB, deslumbrante en sus imágenes y recursos formales, descubre al lector una visión cósmica del hombre, entendiendo el universo como un trasunto de espiritualidad atravesada por las ilusiones y las realidades del mundo: Desplazarse en la tierra, como los astros / se desplazan en el espacio. // Ningún libro es dulce en el sentido del azúcar. / Es dulce en el sentido de los astros. // La palabra que trazo en un papel es igual en / posibilidades a la Tierra lanzada en el espacio. /Pues la Tierra es un verbo y el espacio un papel infinito / y eterno regidos por el Tiempo, ritmo que tiembla. Es así cómo Miguel Ángel Bustos hacía sus murales con el alma del hombre, como escribió en 1957.


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miércoles, 13 de abril de 2011

CONVERSACIONES, Carlos Alfieri



Conversaciones (Katz Editores, 2008), de Carlos Alfieri, es un libro en el que el pensamiento y los proyectos de importantes personajes -César Aira, Ricardo Piglia, Antonio Muñoz Molina, Fernando Savater, Guillermo Cabrera Infante y Roger Chartier- son expuestos con la naturalidad de una charla surgida del rigor mayéutico de uno de los mayores periodistas argentinos contemporáneos.

Desde el título que Carlos Alfieri propone para el conjunto de sus entrevistas se pone de manifiesto su intención de distinguir lo que el imaginario popular considera una entrevista periodística, esa especie de artificio en el que el periodista trata de competir en ingenio con el entrevistado disputándole el protagonismo, y lo que es una conversación, entendida ésta como «una lúdica distensión placentera». El placer de la conversación se verifica cuando la cultura y el conocimiento del protagonista aflora con naturalidad a través de la inteligencia de las preguntas, las cuales dependen del conocimiento del personaje y de su obra, pero sobre todo de la habilidad del periodista para establecer una empatía con su entrevistado. 
En las cinco entrevistas que aquí aparecen -y en otras que he tenido ocasión de leer en Cuadernos Hispanoamericanos, como la hecha al pintor Antonio López-, Carlos Alfieri oficia de partero socrático y sus preguntas precisas e inteligentes aparecen como puntos de partida del discurso del entrevistado que habla con naturalidad y sin artificios, de un modo casi didáctico, sobre la materia o ciencia que lo distingue.
Carlos Alfieri, hombre culto y gran lector, antiguo redactor jefe de la española Interviú y actual editor de la edición Cono Sur de Le Mond diplomatique, pone de manifiesto en este libro que las entrevistas periodísticas consideradas como una conversación inteligente constituyen un género literario de calidad.


miércoles, 6 de abril de 2011

UNA MÚSICA ANTERIOR, José Di Marco

Una música anterior (Ediciones Recovecos, Argentina, 2010), de José Di Marco es un bello poemario que consolida la personalidad de un poeta, cuya obra nació cuando los coletazos del terror aún golpeaban el alma civil de los argentinos.

José Di Marco, nacido en 1966, en Río Cuarto (Argentina), fue uno de los integrantes de Poetas del Aire, grupo de jóvenes poetas que se dieron a conocer en 1992 a través de pequeñas plaquetas que distribuían gratuitamente por las calles de la ciudad. Junto a los suyos, estas plaquetas incluían poemas de grandes maestros y, en apretadas líneas, sucintas biografías de los mismos. Con ello declaraban, quizás inconscientemente, su vínculo con lo mejor de la tradición poética hispanoamericana y, en lo más próximo, se propósito de establecer un respetuoso puente con la generación anterior casi aniquilada por la dictadura militar (1976-1982). 
Sin embargo, en ninguno de ellos (José Di Marco, Marcelo Faggiano, Ernesto San Millán, etc.) había seguidismo de tendencias o modas ni tampoco constituían una misma voz. En aquel momento, cuando editaban el periódico La mosca muerta, dos de ellos brillaban especialmente: Ernesto San Millán y José Di Marco. Este último ha consolidado sin vedetismos su autoridad poética con generosidad y rigor.
Junto a Pablo Dema, Di Marco dirige una pequeña editorial cooperativa -Cartografías- que en pocos años se ha convertido en un sólido proyecto en proceso de profesionalización que, sin pretender competir con el núcleo poético de Buenos Aires, apunta a convertirse en una entidad referencial de la poesía y la narrativa del interior y con ello ofrecer una panorámica más real de la actividad literaria de Argentina.
Di Marco no es, por tanto, un poeta encerrado en su torre de marfil, sino sensible a la vida y a la angustia existencial que subyuga a los individuos. Si ya en Mundo sublunar (Cartografías, 2007) afrontaba un «diálogo entre el alma y el cosmos», en Una música anterior, José Di Marco ese diálogo se asienta en el lenguaje, en el conocimiento preciso de sus matices sonoros, para sondear el alma y su alma atrapada en una retícula de «tragedia y entusiasmo». Su poética se monta en ese mismo lenguaje que a veces se convierte en «piedra ciega» cuando las cosas reclaman «su nombre propio» y obliga al poeta a descreer y situarse «a la altura del zócalo / para darse una visión del mundo». La visión del mundo del poeta Di Marco no pide ni hace concesiones y en esa instancia de extremo rigor su poesía resulta ser una nota descarnada que ya vibraba en el espacio, en el mundo, desde mucho antes, acaso desde el origen, y que al oírla la fija en el pentagrama. En el poema.


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