martes, 29 de septiembre de 2009

¿PARA QUÉ SIRVE LA LITERATURA?, Antoine Compagnon

En una época dominada por el imperio del mercado y la cosificación de la cultura preguntarse ¿Para qué sirve la literatura?, de Antoine Compagnon (El Acantilado, 2008, trad. Manuel Arranz) puede parecer baladí. Sin embargo, Compagnon se hace la pregunta y la responde con seriedad en esta lección inaugural de la cátedra de Literatura Francesa Moderna y Contemporánea del Collège de France, que leyó en 2006.
En correspondencia a la sartreana interrogación «¿qué es la literatura?», este profesor bucea en la tradición y siguiendo su proyección trata de situarla y valorarla en la sociedad y la cultura contemporáneas. Para Compagnon la existencia y el futuro de la literatura no están comprometidos a pesar de que las fuerzas del poder pretendan reducir su función a la mera evasión.
Este profesor sigue creyendo, como Sartre, que la literatura tiene el poder de romper las fuerzas opresoras que imperan en toda sociedad alienada. «La literatura es una fuerza de oposición: tiene el poder de combatir la sumisión al poder», afirma. De aquí que confíe en que la literatura pueda restaurar «la armonía del universo, ya que su propia unidad está garantizada por la integridad de su forma, por antonomasia la del poema lírico», que se manifiesta a través de la lectura y la imaginación. Para él es aquí donde la conciencia del individuo «encuentra una armonía plenamente vivida con el mundo».
No se trata de que la literatura sea utilizada para guiar al pueblo, sino de que a través del lenguaje literario (poético) exponga lo que él llama «inadecuación del lenguaje», es decir, la corrupción del lenguaje que propicia el poder, para desvelar la verdad latente: presente en potencia, agazapada fuera de la conciencia, inmanente, singular, y hasta ese momento inexpresable».
En este sentido, Compagnon responde que la literatura en la sociedad contemporánea sirve para expresar «el malestar de la cultura», del que hablaba Freud, y la civilización y a la vez ser su remedio dotando al «hombre moderno de una visión que trasciende las limitaciones de la vida cotidiana».

miércoles, 16 de septiembre de 2009

¡ABSALÓN, ABSALÓN!, William Faulkner

La relectura al cabo de muchos años de ¡Absalón, Absalón!, de William Faulkner (La otra orilla, 2008, trad. y posfacio de Miguel Martínez-Lage) supone reexplorar el universo faulkneriano y sentir en plenitud la densidad y la riqueza de su literatura. Es virtud de la escritura de W.F. , a la que en este caso habría que añadir los ajustes de la nueva traducción, arrastrar al lector hacia ese territorio donde las contradicciones morales de los personajes quedan expuestas hasta el desgarro.
Una y otra vez los hechos son repasados a través de un relato que avanza, retrocede y vuelve a avanzar descubriéndonos en cada ocasión aspectos que los explican y dan sentido hasta que el lector entra en el mismo corazón del drama. O quizás debiera decir de la tragedia, porque lo que prevalece en la obra de Faulkner, y en particular en Absalón, no son tanto los hechos como la fuerza atávica que arrastra a los personajes hacia un destino contra el cual libran una lucha que saben perdida de antemano, pero que la afrontan porque sólo «quienes odian no necesitan de la esperanza» o porque la vida, como W.F. escribió a un amigo, «es una frenética carrera de obstáculos hacia la nada».
Como toda obra maestra, este libro exige al lector un alto compromiso para asumir la densidad de una escritura cuyo propósito es entrar en las interioridades del alma de unos personajes trágicos que se revelan arquetipos morales de una sociedad que, bajo la pátina de la modernidad y el desarrollo tecnológico, sigue en muchos aspectos anclada en la brutalidad.

lunes, 7 de septiembre de 2009

UN ENCUENTRO, Milan Kundera

Milan Kundera pertenece al linaje de escritores comprometidos con su oficio -«el arte de la novela», le llama él-, lo cual supone, en su caso, asumir y proyectar la tradición cultural europea en todas sus manifestaciones. Un encuentro (Tusquets Editores, 2009; trad. Beatriz de Moura) es un ensayo que complementa sus ensayos mayores -El arte de la novela, Los testamentos traicionados, El telón- y como complemento de su visión de la cultura y su concepción del arte de novelar hay que leerlo. Aunque la nota destacada en portada de Alain Finkielkraut diga que es «un ensayo deslumbrante, escrito con la misma aleación de emoción y reflexión que las grandes novelas de Kundera», lo cierto es que carece de la energía y originalidad de los otros. Pero aun así, hay momentos brillantes y frases precisas que dan a algunos de los siete ensayos un notable realce. Pienso en este sentido en los textos dedicados a Francis Bacon, Janacek, Curzio Malaparte y Anatole France en los que el lector aprecia su inteligencia artística y también su posición ética ante la historia. Allí están las listas negras como perversos ejemplos de la intolerancia intelectual o política o simplemente de la estupidez social alimentada por el sistema, cualquiera sea su orden ideológico.

martes, 1 de septiembre de 2009

KAZBEK, LEONARDO VALENCIA

Registrar la totalidad del mundo, de los mundos, es acaso la aspiración mayor del artista. En pos de este propósito, los escritores realistas del siglo XIX hicieron un portentoso esfuerzo y sentaron las bases de la gran novela burguesa, cuyos principios canónicos la industria editorial aún se empeña en mantener vivos a sabiendas de que hace mucho tiempo que han caducado. Leonardo Valencia, escritor ecuatoriano contradice con talento dichos principios y a través de Kazbek (Eterna Cadencia, 2009) propone un libro de «pequeño formato» fundamentado en diez puntos, el último de los cuales no debe ser escrito, para hacer «del lector un viajero en busca de la luz».
Para Kazbek, Dacal es el protagonista de la gran novela que retratará toda la realidad, pero Dacal se le escurre como se escurre la vida demostrándole la imposibilidad de su ambición. Sin embargo, los dibujos que ese exiliado de los sueños que es el señor Peer lo enfrentan ante el misterio. Los extraños bichos surgidos de los volcanes ecuatorianos constituyen una fauna original capaz de revelarle a él, a Kazbek, náufrago de la realidad con nombre de volcán caucasiano extinguido, la naturaleza enigmática de la creación, que al trascender a una obra artística no atiende a propósitos didácticos ni a los gustos de las masas.
Kazbek, también publicado en España por Editorial Funambulista, es una propuesta original, imaginativa, de Leonardo Valencia, un narrador que recoge la herencia poética que alienta a gran parte de la literatura, para expresar la emotiva tensión del artista coherente ante lo inabarcable.