martes, 28 de abril de 2009

LAS CUATRO MUERTES DE NORA DALMASSO, Hernán Vaca Narvaja

Nora Dalmasso, una bella mujer de cincuenta años, fue en 2006 víctima de un brutal asesinato en Río Cuarto, la segunda ciudad de la provincia argentina de Córdoba. El crimen, rodeado de elementos morbosos y las sospechas de tramas de intereses económicos y políticos, provocó un extraordinario ruido mediático que trascendió la fronteras del país. En Las cuatro muertes de Nora Dalmasso (Ediciones del Boulevard, 2008), el periodista Hernán Vaca Narvaja realiza una verdadera autopsia social de la provinciana ciudad, en particular de su seudo aristocracia, a través de un detallado trabajo de investigación periodística. La lógica del relato, apenas entorpecida por algunos capítulos novelescos, se desarrolla con precisión y claridad para abrir ante el lector las cloacas por donde discurren las aguas sépticas del glamour local.
Vaca Narvaja, manejando una copiosa información, pone de manifiesto no sólo los pormenores del crimen sino también las miserias de una sociedad bovina en la que pocos son trigo limpio. En este contexto, el asesinato de Nora Dalmasso aparece como un eslabón perdido de una cadena sujeta al pasado de muchos que se enriquecieron con el latrocinio de la dictadura militar y que siguen vinculados al poder político y a los negocios espúreos. Vaca Narvaja no da respiro y saca los trapos sucios y la pervivencia de gestos nacidos y naturalizados por la impunidad, desde la escandalosa ineptitud y corrupción de una policía y de una justicia tan serviles con los poderosos como rigurosas con los humildes, la ambición y la irresponsabilidad de los abogados, la insensibilidad del viudo y de sus hijos, el amarillismo de la prensa hasta la hipocresía y los prejuicios de una sociedad que consagra a los mediocres y a los pícaros como referencias de conducta. En definitiva, que el libro, que bien podría titularse anatomía de un crimen/radiografía de un país, parece llevar implícito el mensaje de que con tales mimbres es imposible crear un Estado con instituciones sanas.

sábado, 18 de abril de 2009

MEMORIA ERRANTE, Cristina Falcón Maldonado


Sólo cuando la experiencia del poeta trasciende los límites de su biografía el poema revela su verdad y encuentra la forma y la identidad en las almas de aquellos que se acercan a él. La poeta venezolana Cristina Falcón Maldonado lo sabe y sus versos desnudados de cualquier artificio logran conformar un poema conmovedor que ha titulado Memoria errante (Candaya, 2009). El profesor Diómedes Cordero afirma que este libro es «una experiencia de lugar» y tiene razón, porque Falcón Maldonado ya enuncia desde su mismo título su intención de situarse en un tiempo y un espacio que el desarraigo hace casi imposible. La memoria no es sino el desesperado intento de detener el transcurrir del tiempo y fijar las visiones del instante en un paisaje que, a pesar de todo, sigue desvaneciéndose.

Emigramos / torpes aves / las más rezagadas / las sin bitácora. // De haberlo sabido / no habríamos cambiado por nada del mundo / esta tierra / ese barro bajo nuestros pies, escribe la poeta notariando la desorientación y la nostálgica perplejidad, acaso atisbo de arrepentimiento por una decisión que, al fin y al cabo, no es personal ni individual ni voluntaria, aunque pudiera parecerlo, como se infiere de ese «de haberlo sabido».

Hay otro detalle y no menor que hace de la lectura de este libro algo conmovedor y es la armonía y la musicalidad de sus versos que confieren un delicado equilibrio a esta voz poética que se acerca a la esencialidad, a la extrema desnudez, sin perder la tensión emocional, la carnadura humana de la experiencia, como bien lo ejemplifican estos versos: La inocencia se fue quedando / sin razones / sin abrigo /cuando empezó a estremecernos / la certidumbre /de que nada coincidía / con lo imaginado.

domingo, 12 de abril de 2009

EL CONTRATO SOCIAL, Jean Jacques Rousseau


Jean Jacques Rousseau (1712-1778), un hijo de la Ilustración y precursor del Romanticismo, tuvo una relación conflictiva con sus contemporáneos. No obstante, el filósofo suizo configuró una de las obras más importante del derecho político moderno. El contrato social (Altaya, 1993, trad. José María Valverde) desde su mismo título da nombre a una noción fundamental a la que ya se habían acercado pensadores como Hobbes o Locke, pero a la que él aporta sus rasgos definitivos. Aquellos pensadores consideraban que el ser humano puede reducirse a su instinto de conservación y, consecuentemente, vivir en permanente pugna con sus semejantes. De este modo, dado que el orden natural carece de reglas que garanticen la supervivencia se hace necesario crear un orden artificial. La sociedad civil surge entonces como un espacio que, si bien recorta la libertad del individuo, garantiza la convivencia pacífica.
Rousseau no consideraba el ser humano malo por naturaleza, sino «un buen salvaje», bueno por naturaleza e imbuido de los sentimientos de amor y piedad, que la sociedad corrompe. El contrato social supone el paso del estado de naturaleza al estado civil. Este paso «produce en el hombre –afirma Rousseau en el Cap. VIII- un cambio muy importante, al sustituir en su conducta la justicia al instinto, y al dar a sus acciones la moralidad que les faltaba antes. Es entonces solamente cuando la voz del deber reemplaza al impulso físico, y el derecho, al apetito, y el hombre, que hasta ese momento no se había preocupado más que de sí mismo, se ve obligado a actuar conforme a otros principios, y a consultar a su razón en vez e seguir sus inclinaciones. Aunque en esa situación se ve privado de muchas ventajas que le proporcionaba la naturaleza, alcanza otras tan grandes, al ejercerse y extenderse sus facultades, al ampliarse sus ideas, al ennoblecerse sus sentimientos, al elevarse su alma entera, que, si los abusos de esta condición no le colocasen con frecuencia por debajo de la que tenía antes, debería bendecir sin cesar el feliz instante que le arrancó para siempre de aquélla, y que, de un animal estúpido y limitado, hizo un ser inteligente y un hombre».
Quizás, ante la deriva que lleva la sociedad globalizada, la lectura o relectura de este libro puede inspirar a los individuos nuevos términos contractuales con el Estado y quienes han de asumir la responsabilidad de proteger y salvaguardar al ser humano de sus propios instintos salvajes.

viernes, 3 de abril de 2009

EL INVITADO TIGRE, P'u Sung-Ling

Esta es una magnífica muestra de la ficción fantástica en la tradición china. La selección pertenece a La Biblioteca de Babel, una colección de lecturas fantásticas dirigida por Jorge Luis Borges, que Ediciones Siruela publicó en 1985. La traducción de los primeros catorce cuentos, pertenecientes a P'u Sung-Ling, es de Isabel Cardona, quien los tomó de una antología inglesa publicada en 1880, y la de los dos últimos, sacados de la vasta novela Sueño del aposento rojo o Hung Lou Meng, a Borges.
Los cuentos de P'u Sung-Ling, de quien apenas se sabe que se dedicó a escribir después de haber fracasado en sus exámenes para convertirse en letrado, dibujan el extraordinario mapa del imaginario chino, donde los magos y las brujas, los espíritus de los antepasados, los demonios, los dioses y los hombres transitan con pasmosa naturalidad por ese complejo laberinto que es el mundo. No en vano Borges escribe en el prólogo que «en el primer momento, el texto corre el albur de parecer ingenuo; luego sentimos el evidente humor y la sátira y la poderosa imaginación que con elementos comunes - un estudiante prepara su examen, una merienda en una colina, un imprudente que se embriaga- trama, sin esfuerzo visible, un orbe tan inestable como el agua y tan cambiante y prodigioso como las nubes. El reino de los sueños o mejor aún, el de las galerías y laberintos de la pesadillas. Los muertos vuelven a la vida, el desconocido que nos visita no tarda en ser un tigre, la niña evidentemente adorable es una piel sobre un demonio de rostro verde. Una escalera se pierde en el firmamento; otra, se hunde en un pozo, que es habitación de verdugos, de magistrados infernales y de maestros». Es un mero dato informativo que eligiera y recreara uno de estos cuentos -La piel pintada- para incluirlo en El gran libro de las brujas (Parramón, 2009).